PRÓLOGO
No soy el Mesías, no soy un místico, no soy un sacerdote, no soy un guía, soy otra persona igual que ustedes, solo una más. Una simple persona que vive su vida y tiene sus propias experiencias, tal cual como ustedes.
Me ha tocado recorrer una cadena de situaciones que han determinado un rumbo. Indudablemente toda mi vida fue direccionada para eso, fue una suma de sincronicidades, experiencias que se fueron sumando, aportando, cada una, una pieza del rompecabezas que después de muchos años logré armar.
Este libro está escrito para el escéptico, para el que es muy racional, para la persona que no cree en cualquier cosa, que no cree en lo irracional, que no cree en la posibilidad de que lo irracional exista. Tiene que entender que hay una diferencia entre irracional e irreal. Puede existir lo irracional, ya lo dijo Jung, "si produce un efecto es porque existe". De ahí a que pueda comprobarse el origen, repetirlo, y demás condiciones necesarias para que la ciencia lo verifique es otro tema, pero, de todos modos, lo irracional existe. Todo el camino que hice en mi vida, sin saberlo, estaba marcado. Tenía que vivir esto porque el objetivo de mi vida, la tarea de mi vida, era este final, el escribir un libro con todo aquello que haya vivido, y aportara la información necesaria para su concreción.
La intención es que aquellos que lo lean puedan recorrer mentalmente los mismos pasos que he hecho yo y se den cuenta que muchas cosas coinciden. Que se den cuenta que en realidad todo está relacionado, nada es independiente.
El universo es una gran orquesta y cada instrumento toca su partitura, escuchamos solo algunos, cuanto más instrumentos escuchamos, más conocimiento tenemos del conjunto. Me ha tocado la suerte de escuchar una buena parte y conocer un tramo bastante grande de rompecabezas, suficiente como para intercalar las piezas de todas aquellas vivencias que he tenido a lo largo de mi vida.
Pretendo que los demás, ustedes, puedan recorrer mi camino, y compartir ese conocimiento parcial de lo que es nuestro universo, y entendamos dónde estamos parados, que cada uno tiene que hacer su recorrido, que es necesario que haga su recorrido y que no termina acá, no termina en la muerte, sigue, sigue y sigue.
Lo que necesitamos saber está en este libro, es suficiente para encontrar el camino, que nos dice que sólo nosotros podemos elevarnos.
Nadie, nadie puede hacerlo por nosotros, nadie va a ser el Mesías, nadie va a ser el salvador, el místico que les diga qué hacer.
Nadie es el sacerdote, porque todos somos el Mesías, todos somos el sacerdote, todos somos el místico. todos… todos somos Dios. Todos tenemos Dios dentro nuestro, es solamente encontrarlo.
En las páginas de este libro van a hallar todo aquello que volqué para que sea de su utilidad, para encontrar el camino que todos buscamos, espero que así sea y les sirva de mucho.
Este libro es el comienzo de algo mucho más grande, que va a crecer sin límite, solo depende de ustedes. Yo ya hice mi parte, ahora te toca a vos, no pierdas la oportunidad.
AGRADECIMIENTOS
A mi madre por haberme dado la vida y por haberme salvado ese día que me ahogué en la pileta.
Agradezco a mi padre, a mis hermanos, a mi hijo, a mis amigos, a mis enemigos, a los que me conocen y a los que no, por todo aquello que han hecho para que viviera lo bueno y lo malo de la vida, todo eso me permitió llegar a donde hoy estoy, me ayudó a convertirme en lo que soy.
Agradezco a mi mujer María Angélica por su búsqueda incesante por tratar de encontrar su paz, por ayudarme en la mía, por intentar sanar su interior buscando hasta llegar a aquello que le dio lo que necesitaba, que le dio el conocimiento para entender su ser. Agradezco que ella haya transitado el camino de la metafísica, hurgando en las Constelaciones Familiares y mediante la apertura de sus Registros Akáshicos, despertando en mí la curiosidad por lo hecho por ella.
Agradezco que me haya impulsado a participar en una sesión de Registros Akáshicos con María Laura.
Agradezco a María Laura que en esa sesión, en la cual fue médium, dio el punto final a todo el recorrido de mi vida, dándole propósito a mi incesante búsqueda, para que sea materializada en un libro. Agradezco, agradezco, agradezco.
— 1 —
La historia de mí vida
Ayer superé un paro cardíaco mientras tomaba un café en un bar de la isla, no fue milagroso ni sobrenatural, fue producto de tener implantado un CDI, un marcapasos con desfibrilador, él me volvió a la vida.
Muchos años antes, creo que tenía seis años, también volví de la muerte. Esa vez fue gracias a que mi madre, me auxilió sacándome el agua de los pulmones luego de haberme ahogado.
En esa oportunidad fue una experiencia extrema, no el simple sentir que te estás muriendo, es dejar el cuerpo.
Ocurre que de chico solía “patinar” en el verdín que se formaba en el piso inclinado de una pequeña pileta de natación que teníamos en casa, luego de varias veces de repetir el juego, me precipito hacia la parte profunda, no sé nadar, siento una gran desesperación buscando no respirar el agua hasta que no pude contenerme, al entrar en mis pulmones se paralizaron, recuerdo sentir los latidos de mí corazón, cada vez más lentamente, no hay dolor, solo una gran desesperación, con mis ojos abiertos lo único que veía era el verde del agua, hasta que al final se detiene.
Durante unos momentos veía todo negro, de a poco aparece un punto de luz blanca que comienza a agrandarse más y más, a la vez siento la necesidad de ir hacia ella, a cada momento aumenta una sensación de paz hasta llegar a un éxtasis de felicidad. Escucho a mi alrededor un coro de cientos de voces y trompetas, todos al unísono, percibo a mí alrededor voces de personas que me dan la bienvenida diciendo que son de mi familia, no recuerdo bien quienes, creo que entre ellos estaban mis bisabuelos, otro dice ser mi abuelo al que nunca conocí por haber fallecido años atrás antes de yo nacer, veo su rostro y el de otras personas.
De repente siento que me tiran, me succionan hacia atrás alejándome, yo no quería, no quería perder esa sensación de plenitud y paz, pero fue más fuerte y logró desprenderme.
Era mi madre que estaba sobre mí, yo acostado en el borde de la pileta y ella subiendo y bajando mis brazos con lo cual salía por mi boca el agua a borbotones, todo eso yo lo veía desde arriba de ambos, un tercero que miraba la situación.
Sin mediar un instante vuelvo a la conciencia ya en mí cuerpo, tosiendo y expulsando el agua restante de mis pulmones, había vuelto a la vida.
Un tiempo después, un par de minutos imagino, le cuento a mí madre que había visto al abuelo muerto, y al describirlo asintió que era él.
Luego, supongo que por ella tener miedo a que ese recuerdo me dañara, me dijo que era algo que había imaginado y que lo olvidara por no ser importante.
Así fue, durante años quedó en el olvido, hasta que no sé por qué razón volvió a mí memoria.
Es importante que aclare que cada vez que recordamos algo no es el calco de lo memorizado, tiene pequeñas modificaciones aportadas por nuestra mente y esa nueva versión pasa a reemplazar al original.
En este relato me ocupé de incluir aquello que tengo la certeza de que así fue, descartando otros recuerdos que sí los hay, no son confiables y no aportan nada relevante.
Se encuentra disponible la version digital completa, en Tu Sello Personal PDF en caso de no poder descargarla comunicarse a "tusellopersonal.1@gmail.com".